La amabilidad es lo que nos impulsa a sonreír y a ser atentos, cordiales y afectuosos con la familia, los maestros, los compañeros, los vecinos... y con la gente que nos rodea. La amabilidad es llegar a la casa de una tía, saludarla con cariño y ofrecerle nuestra compañía.
Es cuando dos vecinos se encuentran en la calle y se saludan como buenos amigos, compartiendo unos minutos de charla. Cuando entramos a un negocio y una empleada nos atiende con buen modo y sin apuro o cuando le cedemos el turno a una persona mayor, eso es amabilidad.
Cuando estamos en la casa de un amigo y jugamos en armonía, mostrando respeto y cortesía hacia sus padres, somos amables. Y si visitamos a la abuela para conversar con ella y hacerle compañía, le daremos una gran alegría y una muestra de amabilidad. La amabilidad mejora la convivencia y hace más linda la vida.
Todo a nuestro alrededor es mejor y más tranquilo cuando somos amables.
La amabilidad vive cuando decimos: ¡Muchas gracias! ¡Qué alegría me da verte! ¡Un aplauso para la cocinera! ¿Podrías alcanzarme ese libro, por favor ...?
Al ser amables tendemos puentes que nos acercan a los demás