Por Fedro
Andando por un camino, unos perros hambrientos vieron que en el fondo de un arroyo había unas pieles puestas a limpiar.
Como no podían alcanzarlas, decidieron beberse primero el agua para poder llegar a las pieles con mayor facilidad.
Lo que sucedió fue que, de tanto beber, reventaron.
Como no podían alcanzarlas, decidieron beberse primero el agua para poder llegar a las pieles con mayor facilidad.
Lo que sucedió fue que, de tanto beber, reventaron.
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Los caminos más rápidos no siempre son los más seguros
Los caminos más rápidos no siempre son los más seguros
Fábulas de Siempre