sábado, 4 de julio de 2009

La pelota dorada



De: english fairy tales por Flora Annie Steel
Ilustrado por: Arthur Rackham


Hace algún tiempo, vivían dos muchachas que eran hermanas, cuando ellas venían de la feria vieron a un hombre joven y guapo parado en la puerta de la casa antes de que ellas llegaran. Ellas nunca habían visto a un hombre joven y guapo antes. El tenía oro en su gorro, oro en su dedo, oro en su cuello, oro en su cintura! Y tenía una pelota dorada en cada mano. El dio una pelota a cada una de las muchachas diciéndoles que tenían que conservarlas, pero que si las perdían, serían colgadas.
La mas joven perdió su pelota, y así fue como. Ella estaba junto a la cerca del parque lanzando su pelota, y ésta se fue alto, y alto y mas alto hasta que cayó sobre la cerca y cuando ella se subió para buscarla, la pelota rodó por el pasto hacia la puerta delantera de una casa que estaba ahí, la pelota se fue hacia adentro de la casa y ella ya no pudo verla otra vez.
Ella iba a ser colgada del cuello y moriría por haber perdido su pelota.
Pero la muchacha tenía un corazón dulce y él dijo que iría a buscar la pelota. El fue hacia donde estaba la puerta del parque, pero estaba cerrada, entonces trepó por el enrejado y cuando llegó al final se encontró con una vieja mujer que se asomó por el borde antes que él y le dijo que si quería obtener la pelota debería dormir tres noches seguidas en la casa, y el dijo que lo haría.
Bueno!, ya era tarde, él entró en la casa y miró a todos lados para buscar la pelota pero no pudo encontrarla, y no había nadie más en la casa. La noche se acercó y el pensó oír duendes moviéndose en el patio trasero, miró por la ventana y estaba lleno de ellos!.
Empezó a oír pasos que subían por las escaleras y entonces él se escondió detrás de la puerta como si fuera un ratón. En eso vió venir a un gigante cinco veces mas alto que un muchacho, éste miro alrededor pero viendo que no había nada, se dirigió hasta la ventana y se agacho para ver afuera, se recargó sobre sus codos para ver a los duendes en el patio, el muchacho se paró detrás de él y con un espadazo lo corto en dos, una parte de él cayo en el patio y la otra parte se quedó recargada en la ventana.
Bueno!, esa fue una buena noticia para los duendes que vieron al gigante caer hacia ellos, y ellos gritaron. -solo hay una parte de nuestro maestro, danos la otra mitad-.
El muchacho dijo: -esto no será posible, dos piernas detenidas en la ventana no tendrían manera de ver, así que únete a tu hermano-. Arrojó la parte de debajo de el gigante antes que la parte de arriba. Ahora los duendes tendrían que tenerlo todo para quedar contentos.
La siguiente noche, el muchacho tuvo que quedarse a dormir de nuevo en la casa y esta vez el segundo gigante se acerco a la puerta, en cuanto se acercó el muchacho lo corto a la mitad pero las piernas caminaron hacia el fuego y subieron por la chimenea. A ver que harás sin piernas le dijo a la cabeza y lanzo la otra parte del gigante por la chimenea.
En la tercera noche nada había pasado, el muchacho se acostó en la cama y antes de que se durmiera escucho a los duendes hambrientos debajo de la cama, estaban jugando con ella.


Uno de los duendes subió una pierna a la cama y el muchacho la corto con su espada, el otro duende subió la mano por el otro lado de la cama y el muchacho también la corto, los duendes se asustaron y se fueron dejando la pelota dorada, el muchacho la saco de debajo de la cama y salió a buscar a su verdadero amor.
La muchacha estaba lista para ser colgada, en la horca el verdugo dijo. -ahora muchacha, serás colgada y morirás-. Pero ella gritó:


-detente, detente, creo ver a mi madre aproximarse-
-oh madre, encontraste mi pelota dorada?-

-y vienes a liberarme?-.


Pero la madre le respondió:

-no he podido encontrar la pelota dorada, no puedo liberarte pero tuve que venir a ver el ahorcamiento-

Y el verdugo dijo: -ahora muchacha, di tus oraciones antes de morir-, pero ella dijo:


-detente, detente, creo ver a mi padre aproximarse-
-oh padre, encontraste mi pelota dorada y vienes a liberarme?-
-no la he encontrado pero tuve que venir a ver el ahorcamiento-.

El verdugo dijo: -ya dijiste tus oraciones?, ahora muchacha pon tu cabeza en el nudo-.
Pero ella respondió: -detente, detente, creo ver a mi hermano aproximarse- y dijo lo mismo que había dicho, también con su hermana, su tío, su tía, y su primo. Pero todos le respondían lo mismo.

-no he encontrado la pelota, no puedo liberarte, pero tuve que venir a ver el ahorcamiento-.


El verdugo respondió: -no me detendré mas, deja de hacer este juego conmigo -seras colgada inmediatamente-.


-detente, detente, creo ver a mi dulce corazón aproximarse-

-dulce corazón, encontraste tu mi pelota dorada?
Y vienes a salvarme?-
Y él levantó la pelota dorada en su mano y gritó: -así es, la encontré y vengo a liberarte, no vine a ver el ahorcamiento. La liberó y la llevo a su casa y vivieron felices para siempre.
Traducido por: Juan José Mendez-Riestra
Editado por: Francis Reyes